LEYENDO A LOS MAESTROS
No es suficiente pedir disculpas a los maestros cuyas obras comento. Ellos, los autores, no lo saben. No lo sabrán jamas. Pero si por milagro alguna vez pudieran leer mis comentarios, con seguridad me rogarian que no se repita este desagradable hecho.
viernes, 28 de marzo de 2014
ETAPA NEBULOSA
Nos ocurre, a mí, a todos, que de pronto un espacio de nosotros es invadido por alguna nube traviesa, no importa de qué color, y deja su neblina que nos cuesta quitar de ahí, de ese pedacito de nosotros.
Se borran fechas y horarios, no alcanzamos a visualizar imágenes, y nos parece que lo que era ya no lo es, o sólo nos pareció que era.
No importa. Aún podemos regresar al centro. Las neuronas responden - creemos - y lo que quedó perdido por ahí como un pensamiento distraído, puede comenzar a tomar forma. Hubo algo ahí. Notamos la luz que quiere acercarse. Nos enfoca, y finalmente, llega.
domingo, 23 de diciembre de 2012
ORHAN PAMUK "ME LLAMO ROJO"
La lectura de "Me llamo Rojo", me llevó a Estambul en el siglo XVI, y me conectó con los ilustradores de libros que trabajaban en talleres donde había aprendices y maestros. Eran artistas que decoraban e ilustraban páginas de libros importantes, hasta quedarse ciegos.
Después de lecturas como las anteriores que disfruté y comenté aquí, este libro me sorprende con una narrativa diferente, armada en pequeños segmentos, 59 en total, que no me atrevo a designar como capítulos. Los personajes son quienes narran esos segmentos. Diría que hay alrededor de 18 personajes y se presentan cada uno en un segmento propio, que titulan con su nombre. En ese apartado, el personaje narra sus hechos y pensamientos ofreciéndoselos al lector. Así vamos conociendo a cada uno de ellos, y vamos notando que nos lo dicen todo a nosotros, los lectores, pero no entre ellos.
El relato negro, la fuerza de las pasiones, sumados a una cautivante historia de amor y al arte pictórico, atrapan desde la primera página.
Libros secretos pedidos por el sultán que también sufre la tentación del arte de occidente, escritos por calígrafos e ilustrados por los talleristas; envidias entre los dibujantes y pintores, el amor y los celos;traiciones y pecados, muertes, despliegue de costumbres y tradiciones; descripciones históricas; influencia de los artistas plásticos de occidente en aquellos maestros; la religión como norma de conducta y de vida; la tentación inevitable y mucho más para leer y disfrutar, en esta novela escrita por Orhan Pamuk que recibió numerosos reconocimientos y distinciones por este libro, y que en el año 2006 obtuvo el premio Nobel de Literatura.
Después de lecturas como las anteriores que disfruté y comenté aquí, este libro me sorprende con una narrativa diferente, armada en pequeños segmentos, 59 en total, que no me atrevo a designar como capítulos. Los personajes son quienes narran esos segmentos. Diría que hay alrededor de 18 personajes y se presentan cada uno en un segmento propio, que titulan con su nombre. En ese apartado, el personaje narra sus hechos y pensamientos ofreciéndoselos al lector. Así vamos conociendo a cada uno de ellos, y vamos notando que nos lo dicen todo a nosotros, los lectores, pero no entre ellos.
El relato negro, la fuerza de las pasiones, sumados a una cautivante historia de amor y al arte pictórico, atrapan desde la primera página.
Libros secretos pedidos por el sultán que también sufre la tentación del arte de occidente, escritos por calígrafos e ilustrados por los talleristas; envidias entre los dibujantes y pintores, el amor y los celos;traiciones y pecados, muertes, despliegue de costumbres y tradiciones; descripciones históricas; influencia de los artistas plásticos de occidente en aquellos maestros; la religión como norma de conducta y de vida; la tentación inevitable y mucho más para leer y disfrutar, en esta novela escrita por Orhan Pamuk que recibió numerosos reconocimientos y distinciones por este libro, y que en el año 2006 obtuvo el premio Nobel de Literatura.
domingo, 18 de noviembre de 2012
domingo, 8 de julio de 2012
OTRAS LECTURAS QUE ESPERAN
No todo terminó con lo hasta aquí publicado. Tengo muchos otros libros leidos en todo este tiempo,. y a la brevedad, D´s mediante, los comentaré. Sandor Marai, Haruki Murakami, Piglia, son algunos. Releí por cuarta vez el ULISES de Joyce. Tengo otros comentarios pendiantes, al respecto.
Dentro de algunos días, espero ponerme a copiar y pegar mis nuevas lecturas.
Hasta entonces, los saluda cordialmente
Olga Alonso
Dentro de algunos días, espero ponerme a copiar y pegar mis nuevas lecturas.
Hasta entonces, los saluda cordialmente
Olga Alonso
martes, 17 de enero de 2012
EN LA BOCA DEL DRAGÓN
KEN FOLLETT
Un maestro de las tensiones, de la acción contínua, de los límites, de los personajes extremos.
Es el primer libro que leo de este autor, y debo confesar que no podía abandonarlo. Me impresionó su capacidad de enganchar al lector desde el comienzo, y cómo lo mantiene interesado hasta el final. Su narrativa es dúctil, pudiendo llegar a lo más fino sin romperse. Conoce la psicología del lector medio, y por eso viste a cada uno de sus personajes en cada una de sus apariciones, con la ropa adecuada, lo que ayuda a completar su descripción. Todo el tiempo Ken Follet viste a sus personajes.
La novela no decae en ningún momento. Es más, crece y crece la tensión de la historia, de tal modo que es imposible abandonar la lectura. Para eso utiliza la acción contínua, que describe hasta la manía.
El tema se apoya en un personaje que decide presionar al gobernador para que frene la construcción de una represa, y lo hace provocando terremotos, lo que obliga al FBI a tomar riendas en el asunto en la persona de una de sus agentes, para llegar a desenmascarar al individuo y evitar los sismos. El relato de los hechos está animado por el estilo de narrativa del autor, que fluye con total soltura, encadenando personajes, acciones y elementos de tecnología, sin que nada interrumpa la coherencia de la novela que, página a página, gana en tensiones hasta lograr un lector ávido que no abandonará la lectura hasta llegar al final de la historia.
Sismólogos, hippies y comuneros comedores de arroz, estos últimos liderados por un hombre que logra dominar con su personalidad al resto de los personajes, un poderoso camión vibrador sísmico, una hermosa agente del FBI con ojos orientales, un hippie de larga y oscura cabellera enrulada, son algunas de las herramientas que utiliza Ken Follet para esta novela.
Un maestro de las tensiones, de la acción contínua, de los límites, de los personajes extremos.
Es el primer libro que leo de este autor, y debo confesar que no podía abandonarlo. Me impresionó su capacidad de enganchar al lector desde el comienzo, y cómo lo mantiene interesado hasta el final. Su narrativa es dúctil, pudiendo llegar a lo más fino sin romperse. Conoce la psicología del lector medio, y por eso viste a cada uno de sus personajes en cada una de sus apariciones, con la ropa adecuada, lo que ayuda a completar su descripción. Todo el tiempo Ken Follet viste a sus personajes.
La novela no decae en ningún momento. Es más, crece y crece la tensión de la historia, de tal modo que es imposible abandonar la lectura. Para eso utiliza la acción contínua, que describe hasta la manía.
El tema se apoya en un personaje que decide presionar al gobernador para que frene la construcción de una represa, y lo hace provocando terremotos, lo que obliga al FBI a tomar riendas en el asunto en la persona de una de sus agentes, para llegar a desenmascarar al individuo y evitar los sismos. El relato de los hechos está animado por el estilo de narrativa del autor, que fluye con total soltura, encadenando personajes, acciones y elementos de tecnología, sin que nada interrumpa la coherencia de la novela que, página a página, gana en tensiones hasta lograr un lector ávido que no abandonará la lectura hasta llegar al final de la historia.
Sismólogos, hippies y comuneros comedores de arroz, estos últimos liderados por un hombre que logra dominar con su personalidad al resto de los personajes, un poderoso camión vibrador sísmico, una hermosa agente del FBI con ojos orientales, un hippie de larga y oscura cabellera enrulada, son algunas de las herramientas que utiliza Ken Follet para esta novela.
miércoles, 4 de enero de 2012
YASUNARI KAWABATA "La Casa de las bellas durmientes"
Terminé de leer "La casa de las bellas durmientes" de Yasunari
Kawabata. Lo compré buscando algo más oriental que Murakami, que
encuentro americanizado. El equilibrio en las descripciones creo que es
el mayor esfuerzo del trabajo. De un erotismo delicado aunque muy
sugestivo, pasa al conflictivo mundo interior de un anciano que duerme
junto a muchachas vírgenes narcotizadas, (sacrificadas para complacer a
ancianos impotentes y tal vez un tanto promiscuos).
Un
libro que no llega a las cien páginas, estremece hasta la pesadilla.
Detrás (en mi opinión) el oscuro destino que se otorga a la mujer como
simple objeto de placer para el hombre, permanece en todos los
personajes, incluida la madama que regentea la casa.
De
un lenguaje que cuida no llegar a los extremos, la novela se mueve
entre los perfiles duros de una realidad disfrazada de fantasía, a las
reflexiones filosóficas del personaje Eguchi, de su propio pensamiento
culposo que se pregunta acerca de los que acuden a la casa de las
durmientes: ¿pagarían dinero sin un sentimiento de culpabilidad por la
muchacha que les era sacrificada, o acaso la misma culpa secreta
contribuía a aumentar el placer?
Terrible y breve libro, con el
lenguaje de la poesía típica de las descripciones orientales, y la
fuerza latente del pecado asumido
LEYENDO
«El Túnel» de ERNESTO SÁBATO
Detrás del personaje torturado, fruto de la angustia existencial
que acomete al solitario en las grandes ciudades, está el hombre que se interna
dentro de sí mismo, en busca de sus más nocturnas contradicciones.
Juan Pablo Castel, artista plástico, es un personaje raro, en
quien sus constantes dudas suelen volcarse en ridículas fantasías donde él se
ve a veces como locuaz, otras como parco, cuando sueña el modo en que abordará
a la mujer amada.
Sábato rescata en esta obra, con admirable detallismo la desdicha
de la ridiculez.
El pintor se enamora de una mujer que asiste a la exposición de
sus cuadros. A partir de ese momento se desarrolla una historia que termina en
tragedia. No estamos cometiendo el desatino de contar el final de libro, sino
el comienzo: «Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a
María Iribarne».
A partir de esta confesión, el lector será despistado todo el
tiempo a través del lenguaje sombrío del personaje, cuya conducta extraña
resulta por momentos asfixiante, generando tensiones que llegan a un límite
exasperante del que aflojan de golpe, haciéndonos creer que por fin se vuelve a
la normalidad. Esta sensación dura poco, pues de nuevo se generan situaciones
contradictorias. A esta altura el lector ya está adaptado a los cambios de
humor de Castel, a su conducta extraña, a su locura y sus reflexiones
desesperadas e inconexas.
El personaje de Juan Pablo Castel, está minuciosamente descripto
por Sábato en las palabras del narrador, en sus acciones, en la exteriorización
de sus pensamientos.
La soledad absoluta del hombre que jamás podrá ser feliz, se hace
más consciente cuando se enfrenta con sus propios fantasmas, dentro del túnel.
Las fuerzas oscuras dominarán al hombre esta vez, como lo harán
más tarde en «Abadón el exterminador».
El autor del «Informe sobre ciegos, de «El escritor y sus
fantasmas», de los testimonios de «Nunca más», y de cada una de sus numerosas
obras, nos enfrenta a los dos extremos de los opuestos, extremos que ni
siquiera podemos ignorar cuando miramos algunos de sus cuadros.
(*) «¿Qué somos? ¿Adónde vamos… en este caos de sangres y
culturas? La literatura, esa híbrida expresión del espíritu humano que se
encuentra entre el arte y el pensamiento puro, entre la fantasía y la realidad,
puede dejar un profundo testimonio de ese trance, y quizá sea la única creación
que pueda hacerlo».
(*) del Informe sobre ciegos.
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