miércoles, 4 de enero de 2012


LEYENDO
EN MEMORIA DE PAULINA
de Adolfo Bioy Casares

No sé por qué, pero siempre imaginé que escribió este cuento a partir de una noche en que él y Borges conversaban en el corredor de una quinta, tal como narra este último en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Estaban en un extremo del corredor, en cuyo fondo había un espejo. Bioy se lo comentó a Borges, sabiendo que éste le temía a los espejos, pero debía decírselo porque Borges le había pedido que le describiera el sitio en el cual se encontraban (deducción mía). El tema de conversación recayó fatalmente en los espejos, y decidieron escribir cada uno un cuento. Borges creó «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» y Bioy «En memoria de Paulina», los mejores cuentos que han escrito, según mi gusto. Así creo que nació esta obra.
En memoria de Paulina es quizá el trabajo de Bioy Casares que más me admiró por la maestría con que movió a sus personajes y sus vivencias: un movimiento inesperado totalmente, que nos aleja y nos regresa transformándolo todo, confundiendo las vidas en una simbiosis tal que, los meros recuerdos, convertidos en imagen, superan toda hipótesis.
Poco hay que decir, sólo debe ser experimentado más que leído, este trabajo que narra sentimientos y hechos con crudeza tal que, el lector no puede eludir involucrarse en la trama para entender aquello que el escritor nos dice con toda claridad, pero nos llega a través de un espacio velado.
El amor imposible y la imposible resignación; la fuerza de lo brutal acometiendo la carne y el espíritu, aquello capaz de violar lo más amado; la increíble fuerza de los celos incontrolables; el regreso hacia la luz, la inevitable caída de los velos, la irremediable verdad, la muerte.
Maestría y talento unidos en una obra que no se puede dejar de leer.       

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